Utopía significa no rendirse a las cosas tal y como son y luchar por las cosas tal y como debieran ser. Claudio Magris
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Foto del Kapitan Pedales

Foto del Kapitan Pedales
Uno de los temas polémicos, y que más recorrido tiene en el desarrollo de la utilización de infraestructuras viales, es el uso de los caminos y senderos por parte de los ciclistas de montaña , es precisamente esta cuestión la que genera la problemática de la cohabitación de los diferentes usos lúdicos deportivos en el medio natural.
Lo cual parece una cuestión de lógica y de sentido común encontrar las posibles soluciones a este problema, pero como dice el refrán esas dos cuestiones que entran en juego como la lógica y sentido común, parecen escasear entre unos y otros usuarios a la hora de enfrentarse a esta cuestión de la cohabitación de usos, de la cual ya en los albores del nacimiento de la BTT años 80 se estaba dando de forma incipiente… y hasta ahora.. pese a las horas que se han dedicado a esta problemática
Situemos el contexto de la situación y sus partenaires, para ver cuales son las problemáticas que se dan para que este problema para sea tan patente y tenga una presencia a lo largo de los años y las circunstancias.
Por otro la esta larga introducción servirá también para situar de forma correcta al autor de este post y su practica betetista y su visión, y el respeto que se siente por el medio rural, por tanto desarrollaré este trabajo basándome en mi experiencia personal de unos casi 30 años de practica betetista y teniendo mi región: Asturias como referente de este conflicto de la cohabitación, aunque me son conocidas también dichas problemáticas por mi faceta de diseñador de recorridos fuera y dentro de Asturias y formador en los temas educacionales de Mountain Bike.
PASTORES, GANADEROS y LOS OTROS…
Los primeros señores de los espacios rurales, aparte de los ganados salvajes o domésticos, fueron los pastores y ganaderos, amén del resto de los autóctonos del medio rural que aparte de la competencia con las alimañas, pues no tenían muchos problemas de cohabitación, más allá de los que originó La Mesta con el paso de ganados por los predios de otros, o colindantes… o las conversión de las brañas y majadas en pueblos…pero eso ya queda muy atrás, aunque la base del conflicto de la cohabitación en los pastos y caminos entre autóctonos y usuarios parece haber quedado impregnado en nuestros genes.
Sin embargo todos estos habitantes autóctonos que mantenían el status quo» del medio natural empezarán a ver como sus predios irán siendo colonizados, en períodos de entresiglos, por nuevos “colonizadores” como fueron los llamados movimientos alpinistas, luego montañeros y senderistas, y al final de toda esta cadena, se situarán los turistas, todos ellos fueron necesitando de más espacio y cota de nivel y de dificultad lo cual fueron ganando casi siempre de espaldas a la cultura pastoril y ganadera, la cual además entrará medio en conflicto por la aquiescencia de la cultura política que por ejemplo permitió entre otras cosas la explotación de ese espacio por imperiosas necesidades por ejemplo geomineras, o actividades de otro tipo como las conservacionistas de todo tipo, color y tamaño, pero como dice Jaime Izquierdo en su buen libro : Marqueses, funcionarios, políticos y pastores, todos ellos utilizando códigos y conductas ajenas al medio rural.
Pero aunque no siempre hubo mucho respeto por parte de los colonizadores digamos los “otros”, los visitantes, excursionistas, alpinistas, montañeros, ingenieros etc.. digamos que estos no suponían un gran estorbo para el medio rural, aunque en parte lo modificaran, pero también a ello se sumaba el hándicap de que estos nuevos usuarios además enriquecían en parte las frágiles economías agroganaderas, las cuales seguían construyendo y manteniendo, por ejemplo, los caminos y sendas hechos a medida para su necesidades pastoriles y de relación social entre gentes y pueblos, y que ahora son utilizadas por los nuevos colonizadores, una vez se ha dado un semiabandono.
Cuando en épocas ya muy recientes hace aparición el senderismo, haciendo que los usos “alpinos” o montañeros no solo bajen de cota, sino que además tales actividades se popularicen y hasta logran en parte que se hagan “universales” tales espacios para uso y disfrute de los visitantes, lo cual deviene por otro lado de las singularidades ordenatrices de los “políticos y marqueses” que hacen del espacio rural un medio económico en general muy estructurado en forma de “espacios ecológicos, espacios protegidos, parques nacionales o regionales, y desde esta momento la problemática de la cohabitación se dispara por la invasión y la poca tolerancia entre unos y otros, unos que se sienten invadidos una vez más, y otros que sienten que tiene derechos, porque pagan o porque son españoles… y ya se sabe España es de los españoles.. las razones son varias y variadas, aunque siempre ha habido colectivos y personas que se ha acercado al medio rural con respeto y un cierto cuidado.
A DONDE QUIERO IR A PARAR….
A que las aldeas y pueblos tuvieron que lidiar con todos estos “colonizadores” de un espacio hecho a medida del autóctono y sus necesidades, y que ahora ve y siente como ese espacio de sonidos, de experiencia vital , social y económica o sea integración entre “pastos, pastores paisaje y paisanaje”, dicha simbiosis es alterada y colonizada por novedosos usos, y ya no estamos en la España decimonónica donde todo se admitía, ahora estamos en otra época y sobre todo ante otras concepciones del espacio y sus aprovechamientos.
Los nuevos colonizadores, senderistas, y turistas en general atraídos por esa llamada del disfrute del “territorio antropocéntrico” ,se les puede situar todavía en el “stauo quo” de lo lúdico pues no impactan en el territorio de una manera determinante ya que su consideración conlleva el ejercicio de actividades suaves o blandas como el caminar o el senderismo, aunque no hay que olvidar que más allá de estas actividades está también otro factor como la masificación, y la alteración que ello produce en las culturas autóctonas, que no es poco, ni menor, y ante lo cual empiezan a revelarse los moradores de estos predios y paisajes con muy diversas reacciones.
Esto aquí a donde quiero llegar, a la invasión de los ámbitos rurales, y sobre todo los espacios de de sierra y montaña que empiezan a masificarse, y cuyo actividad imperante por parte de estos nuevos moradores estivales es el senderismo y el montañismo, que con el abandono en parte de la estructuras agro- ganaderas por los autóctonos, hacen suyos los caminos y sendas vocacionando a estos para nuevos usos. Desarrollando por parte de los colectivos senderistas y montañeros toda una cultura del marcaje y aparcelamiento de los caminos y sendas como PRs o GRs, que en principio fue moderada y más o menos cooperante con las culturas autóctonas protagonistas y hacedores y como no mantenedores, por otra parte, de la infraestructura vial y caminera, pero los nuevos copropietarios terminarán captando recursos para constituir mediante la utilización política la practica senderista en un “producto turístico” en lo cual ahondará con toda pujanza la tecnocracia ambiental que facilitará y fomentará un desarrollo sin parangón y sin mucha planificación.
DONDE ESTAMOS LOS CICLOMONTAÑEROS EN TODO ESTE CONTEXTO
La cultura lúdica pronto trajo consigo la aparición de nuevas concepciones más deportivas hacia estos delicados espacios rurales, tendiendo algunas d estas nuevas actividades más deportivas que lúdicas hacia consideraciones más “adrenalinicas” y de diversión haciendo de este espacio y de los caminos el escenario y telón de fondo de este juego del deporte adrenalitico
En los albures de los años 80 se dío en España el nacimiento de la BTT o MTB que tuvo dos orígenes, por un lado el parto que venía del mundo de surf, y el otro que vino de la mano de los montañeros, que descubrimos la bici como una forma más de redescubrir el medio rural, bien sea de montaña o de valle que ellas eran espacios conocidos por nosotros como montañeros.
Los primeros (surferos) quedaron fijados sus ámbitos de acción a los entornos urbanos, con rutas semi urbanas e instalaciones más o menos naturales o artificiales en esos mismos entornos, empezando de este modo con una actuación sobre dichos espacios ajena a toda reglamentación y planificación y haciendo suyos territorios semiabandonados para convertirlos de este modo en sus campos de entreno o pruebas deportivas.
En este caso en Asturias haya tres casos sintomáticos que además corresponden a tres épocas distintas , por un lado las intervenciones en Deva, las del Naranco y por ultimo las de Grado, amén de otras cuantas, eso sí llevadas ahora por otro tipo de colectivos ciclobikers alejados de los primigenios perfiles que desarrollaron estas instalaciones tanto surferos como montañeros, digamos que hay como una nueva implantación de cultura eminentemente ciclista.
Hoy empezamos a recoger parte de esa cosecha con el encontronazo existente con otros colectivos como senderistas, ganaderos .. etc.., tal y como se está dejando sentir en algunas partes de nuestra geografía, lo cual se quiere resolver a base de las filosofías del tardofranquismo más burocrático y conservacionista, imponiendo los modelos o bien desde los PRUG y los Patronatos de gestión de los espacios protegidos, o discutiendo el hecho de la presencia en planos de derechos e igualdad.
El otro colectivo que extendió su practica entre la acción lúdica y deportiva, fue el de lo montañeros, reconvertidos en ciclomontañeros que pronto vieron que los antiguos caminos ganaderos podían ser recorridos a modo de la “ciclomuletade” francesa, lo cual conllevaba de antemano no salirse de los caminos y sendas , no importando los porteos de las bicicletas para el disfrute del medio, y satisfaciéndose con la contemplación del medio y esfuerzo y el dominio de la btt.
Esto conllevó que los escenarios de la practica ciclo lúdica-deportiva fuesen por la idiosincrasia de sus participantes, escenarios un tanto restringidos, por la cota de altitud , el conocimiento geográfico de las zonas, la dificultad de accesos y acercamientos etc, por tanto la presencia betetista era más bien restringida y por tanto se convivía bastante bien con el colectivo montañero y el ganadero que no se sentía demasiado invadido por esta novedosa práctica lúdico-deportiva en los espacios que les eran tradicionales.
Hay que tener en cuenta tampoco había una gran masa practicante en los medios urbanos y cuando esta llegó a su cenit, tras comprobar que el deporte de la bicicleta de montaña era demasiado duro, pronto la practica decayó y por tanto no hubo excesivos problemas de convivencia más allá de los puntuales problemas de las distintas zonas, aunque no sean comparables los escenarios de los entornos de provincias al de la Comunidad de Madrid.
LA UNIVERSALIZACION DE LA PRACTICA CICLOBIKER
Esta convivencia no había sido muy connatural pero iba siendo sobrellevada, los territorios eran grandes y la diversidad de caminos y sendas también, y como la práctica de la BTT/MTB estaba más bien orientada al excursionismo y disfrute lúdico deportivo, era raro que nos encontrásemos enfrentados en territorios comprometidos por temas como dificultad o estrechez de las sendas, montañeros y ciclo montañeros, aunque esa realidad en zonas como Madrid tenía y tiene otras consideraciones, dado el gran peso poblacional del colectivo practicante que fuera de las grandes extensiones de las dehesas con sus Vías Pecuarias, su punto más atractivo para el desarrollo más “extremo” es la Sierra Norte y Oeste de Madrid, las cuales sufren desde el principio la presión de la práctica del montañismo-senderismo y también de la btt …, desde un comienzo allá en los años 80-90 se ha de recordar que por ejemplo el Camino Schmit (Madrid) estuvo cerrado durante años por un atropello de un montañero por parte de ciclista de montaña.
El colectivo montañero-senderista desde antiguo hizo suyos los caminos, los limpió, marcó y trabajó en su recuperación y convivió en cierto modo con las culturas autóctonas en tanto que estas eran marcos referenciales de una sapiencia particular sobre toponimia, parajes y paisajes muy apreciada por la cultura montañera.
Con la llegada del senderismo, también la practica bajó de cota y buscó caminos más fáciles y “universales” y la administración pública conservacionista facilitó tal extensión de infraestructuras fructificando y reforzando un cierto sentido de propiedad de estas infraestructuras por parte de los colectivos senderistas, al mediar por otra parte un cierto abandono por parte de los colectivos agro-ganaderos; por otro lado siempre ha habido parte un cierto otorgamiento de prioridad en el uso de estos caminos y senda a las culturas camineras y por tanto podemos decir que la cultura de la cohabitación era una premisa no escrita, pero que estaba ahí, y aunque esta presencia de usos en el mismo espacio causaba ciertos enfrentamientos o choques la sangre nunca llegaba al río.
Los delicados problemas de la cohabitación han empezado de nuevo a denotarse con el aumento y presión del colectivo ciclo biker, que proviene más bien de una cultura urbana y ciclista que ocupa territorio sin más dicho colectivo, biodiverso y plural, parte de varias cuestiones que empiezan a estar presentes en la practica de su deporte como son la masificación, la explosión de adrenalina, y un cierto sentido de propiedad.
Dichos problemas se denotan sobre todo en aquellos espacios que ya de por sí son comprometidos, bien por su dificultad técnica o bien por su estrechez, y ello hace que los conflictos se agranden y se generalicen, aunque últimamente los choques del colectivo ciclobiker empiezan a extenderse también con otros colectivos como son los agro-ganaderos,o las explotaciones maderistas..etc, en parte porque también hay un déficit de gestión publica del territorio y de las actividades y su expansión y presencia en el territorio.
Ante esta ya delicada situación se han dado caos que han venido complicar más la situación como es en parte la presencia de los Centros de BTT, que unas veces han sido determinantes para la correcta ejecución de la practica deportiva de la BTT y su ordenación en el medio natural, pero en otras diversos recorridos o Centros han venido a acentuar la problemática de la cohabitación o convivencia entre usos y usuarios al marcar o usar sendas ya muy comprometidas en el uso y extensión de la cohabitación.
Por ejemplo en mi visita al Centro de BTT Zona Zero, eché de menos y así lo expresé en un largo artículo la falta de advertencia en folletos y señalizaciones tanto para unos como para otros, de la presencia de senderistas y ciclistas en los estrechos senderos “float”, Puedo decir que en toda ZONA ZERO no había un solo cartel anunciando o advirtiendo a unos y a otros la presencia de bicis o senderistas.
Y eso mismo lo estoy viendo casi a diario en el Parque Nacional del Guadarrama donde el IMBA no se corta un pelo de marcar sendas con sus características placas, sabiendo de antemano que dada la estrechez del sendero y lo ancho de nuestros manillares, y lo imponente que puede ser en ocasiones nuestra presencia con grandes bicicletas, protecciones etc..por lo cual generamos cierto miedo o angustia en senderos de muy poca visibilidad, y en vez de buscar variantes .. nos empeñamos en marcar senderos que tienen comprometida su cohabitación, y eso lo hace una organización que tiene como lema la cohabitación.
Hay que tener en cuenta de que la nueva explosión técnica y de uso masivo del BTT/MTB en sus diferentes modalidades en el medio natural, hace que los recorridos que antes estaban vedados a nuestra practica por un déficit técnico del ciclobiker, hoy en parte todo ello pueda ser suplido por la biomecánica de nuestras bicicletas que se lo “tragan todo” , y por y tanto aquellos senderos por los cuales solo transitaban los senderistas o montañeros y muy avezados ciclomontañeros, hoy son hollados por una gran caterva de ciclobikers que sienten el espacio natural y montañero como suyo y en el mismo plano de igualdad que el resto de los usuarios, por tanto no sé corta un pimiento ni auto se limita, y la prueba la tenemos día a día en Yotube, lo último lo de Wilder Kaiser. Es una cultura ciclista muy ajena al medio natural.
Recuerdo como anécdota que cuando yo recriminaba a cierto “endureros” sus innecesarios derrapajes dado el impacto y abrasión que esto ocasionaba sobre el terreno, estos me decían entre sornas que lo único que hacían era amontonar tierra de una lado a otros; amén del uso que se hace del espacio privado y semipúblico sin permisos para crear espacios de entreno o competición.
Estas nuevas demandas han hecho que una parte de los ciclo biker suban a mas cota, buscando más desnivel y dificultad, generando a la vez más problemáticas e impactos, y posibles problemas de cohabitación, aunque no medien conflictos , pero los medios montañeros no ven con buenos ojos ese querer subir cada vez más arriba, y por tanto se quejan y ejercen presión , y luego todos nos vamos a encontrar en las partes bajas de los recorridos, generando aún más presión y conflicto… no trato de satanizar a colectivos o personas sino de reflexionar a calzón quitado sobre los que se está dando en el medio natural y los colectivos ciclistas desde mi particular visión como betetista.
Continuará próximo Miércoles con: Parámetros para la cohabitación y que hace el resto de Europa con estos temas…?
Víctor Guerra